Delfina linck

Toda dolencia física tiene un origen emocional y por medio de la biodecodificación se logra encontrar las escenas de shock biológico en donde surgieron los síntomas que causan dolores y/o limitaciones que impiden disfrutar de una vida plena o que incluso llegan a poner en riesgo la vida. Para qué tengo afectado un órgano o una función vital, para qué justo ese músculo o esa vértebra, para qué una alteración en la piel en ese preciso lugar del cuerpo, para qué está alergia y de esta forma: esta manera de “preguntarse” lleva no sólo a una respuesta que permite desbloquear y restablecer un estado saludable sino que trae paz, compasión y crecimiento espiritual. Una vez que se han encontrado esas “programaciones biológicas” que funcionan como estrategias de supervivencia para evitar males peores, se pueden “desprogramar” y sanar. Sirve para comprender los mensajes del cuerpo y aprovecharlos en el sentido de profundizar en la sanación integral de la vida, potenciando el bienestar físico, mental y emocional. Es una práctica muy eficaz para relacionar y entender la biología y sus manifestaciones en el contexto de las dinámicas del sistema familiar actual y de aquellos que nos antecedieron. Y resulta muy útil a la hora de mejorar las relaciones interpersonales, utilizando los síntomas y conflictos que han aparecido como oportunidades de desarrollo.